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  • Foto del escritorJ. Manel Raigal

Itaca Band x Cruïlla XXS

Reinventarse siempre es necesario, muchas veces somos nosotros quien elegimos el como y el cuando hacerlo, pero muchas otras no. Ahora mismo, a causa de la crisis del Covid-19 casi todos nos hemos visto forzados a hacerlo de alguna manera u otra, el Festival Cruïlla ha sabido como hacerlo y ha conseguido una versión diferente de su festival; repartiendo sus escenarios por toda la ciudad, mucho más pequeños, en tamaño XXS.

No solo el tamaño es lo que ha cambiado, se suman al cartel otras modalidades artísticas: Teatro, monólogos, música clásica, etc. Aunque siempre habían estado presentes en el festival, esta vez son igual de protagonistas.

L'anella Olímpica

Han conseguido que la cultura vuelva a conquistar la ciudad de Barcelona, poniendo sus escenarios en todo tipo de lugares emblemáticos de la ciudad, desde el Camp Nou hasta el Museu Marítim, pasando por la Anella Olímpica, lugar en el cual estuvimos el pasado 9 de Julio en el concierto de Itaca Band.



Lógicamente los espacios también se han tenido que adaptar, escenarios algo más pequeños en espacios abiertos y grandes, en el caso concreto de L'Anella Olímpica, se aprovechó la gran esplanada para llenarlo de sillas y mesas, con la distancia de seguridad necesaria para que el público pudiese disfrutar sin problemas, además de por ejemplo cambiar el servicio de barra tradicional por uno a través de App que te sirven en mesa y así evitar aglomeraciones.


Espacio habilitado para el concierto

En este espacio ideal y con una temperatura perfecta empezó el concierto de Itaca Band. Primer concierto de la temporada que como no, también se ha visto tocada por la situación actual.


Al principio se sentía una sensación extraña: Nadie está acostumbrado a un concierto de este tipo sentados en sillas y no se sabía como iba a reaccionar, tanto público como el mismo grupo. Todo esto quedó fuera de dudas rápido ya que ellos salieron dándolo todo y el público respondió desde el primer momento, se pusieron en pie y no pararon de cantar, saltar y bailar en todo momento; eso si, cada uno desde su zona indicada.

Alrededor de 90 minutos después acababa el concierto, todo fueron buenas sensaciones, lógicamente diferente que lo que estamos acostumbrados, pero ahora mismo nos vemos obligados a disfrutar así.


Al vivir un concierto así es fácil darse cuenta de la importancia de este tipo de eventos en la situación actual, hay que hacer cierto esfuerzo por todas las partes, pero Cruïlla ha conseguido que tanto los grupos como los que trabajamos a su alrededor, podamos volver a trabajar aunque sea por unos días y sobretodo han conseguido que el público pueda disfrutar de la cultura que tan importante es para todos.


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